Aunque parezca mentira, uno de los sectores que ha crecido tras el confinamiento ha sido el de reformas de viviendas.
El estar encerrado en casa ha servido para que nos demos cuenta de cómo es realmente nuestra vivienda, de sus carencias y de cómo necesitamos realmente que sea. Una de las obras estrella ha sido volver a recuperar esas terrazas que se cerraron para ampliar salones y cocinas. Hemos redescubierto el uso de las terrazas y del escape que nos da de la superficie cerrada de la casa, sobre todo en las grandes ciudades.
Durante el confinamiento la foto estrella de Instagram era la de la gente con suerte que tenia terraza, o mejor aún un ático, donde posaba con un café o una cerveza en la mano mientras escribía el típico “aquí, pasando el confinamiento”, o mejor aún “aquí, sufriendo”. Mientras, todos aquellos que le habían arañado unos metros a su terraza para poder poner una mesa de comedor más grande se tiraban de los pelos porque las paredes se les venían encima.
Cuando acabó el confinamiento comenzaron a brotar contenedores de obra como setas. El que más y el que menos aprovechaba para quitar el cerramiento de la terraza, ampliar el salón, o crear un pequeño despacho para el teletrabajo forzoso en el que había caído.

La pena es que, con las prisas por hacer las obras, a la mayoría se les olvidó que esos trabajos deben hacerlos empresas profesionales y se lanzaron a buscar lo “bueno, bonito y barato”. Por desgracia los juzgados están completamente colapsados, pero en unos meses habrá un aluvión de juicios por haber contratado gente sin escrúpulos para hacer esas obras. Sin escrúpulos, sin seguro y sin papeles, así que a ver quién les localiza cuando por fin el juicio se ponga en marcha.
Como muchos sabéis, soy aparejador, Llevo toda la vida haciendo y dirigiendo obras, entre ellas reformas de viviendas. Tengo amigos que al terminar el confinamiento se jactaban de lo barato que habían contratado una reforma en su casa, y sin necesitar un técnico ni nada. Después me buscaban también, pero para que les ayudara con el desastre que esas “empresas baratas” les habían hecho en su casa.
Estáis en vuestro derecho de equivocaros y contratar obras con quien queráis, de no admitir consejos, de no contratar un técnico que vele por vuestros intereses (y vuestro dinero). Antes de contratar a cualquier extraño que vaya a entrar a vuestra casa, al menos leed unos consejos para elegir a quien os vaya a hacer la obra. Os dejo aquí el enlace, es GRATIS.